De chico chico, recuerdo ir acompañado; venía del Calvario o del almacén de mi padre, que entonces ya estaba en el Callejón del Estanco, donde hoy están los perros calientes de Genaro. Me dejaban en la puerta, le decían al barbero como debía pelarme y yo entraba y esperaba en el banco que estaba a la derecha de la entrada, …
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