Dos caras en una bahía
Esta primera semana de diciembre suele ser movida; puente largo, gente que se va de viaje y gente que viene. Si no sales de aquí es, cuando menos, distraída; parece un fin de semana de agosto pero con alguna bufanda o foulard, alguna llovizna y fresco en amaneceres y noches; son días curiosos.
El domingo pasado recibí una llamada de un amigo y no pude responder. Me olvidé de él, al día siguiente vi que tenía otra llamada perdida y !caramba! también al rato me olvidé y no lo llamé. Lo hice el miércoles, creo. Después de mis excusas, que fueron aceptadas, y de los saludos, él acaba de regresar de Galicia, me estampa: el domingo te llamé porque estaba tomando algo en El Pajarito y de repente un jaleo de sirenas de policías y ambulancias que se dirigían al muelle. Al rato, una patera asomaba por la bocana del puerto y te llamo porque esa imagen se producía en medio o al fondo de los regatistas que entrenan para la Talisker de remo de este año que sale el próximo domingo, y me pareció tan sugerente para que escribieras sobre ello, esa mezcla de las dos aventuras en la bahía de San Sebastián, esa mezcla dramática !coño!, que pensé que podría dar para un cuento, una novela. Mira a ver qué haces. Le dije que ya tenía un tema para esta semana y que me pondría a pensar para el artículo de la próxima. Bueno- perfecto- así quedamos.
La llegada de la patera es bastante común, que muriera uno de sus ocupantes al llegar, no tanto, pero casi casi. Después oyes y te enteras que sus ocupantes cuentan de varios cadáveres tirados al mar durante la travesía, del lamentable estado en el que llegan.
Me di una vuelta por el muelle, estaba casi olvidado de la regata de este año y pensé en ver a alguno de los organizadores que conozco y hablar un rato de las circunstancias de la competición de este año, ya saben, que un grupo del que soy parte hemos colaborado, escrito, dibujado, fotografiado, esculpido y de todo; ha sido el motivo de varios años de un proyecto artístico extraordinario, EL VIAJE INTERIOR.
Me parece una de las aventuras deportivas más importantes del planeta, lo he dicho muchas veces, llena de esfuerzo, retos, solidaridad y realmente ejemplar. No vi a nadie conocido en el muelle, vi aceros brillantes, aluminios de peso calculado a la micra, trajes de neopreno perfectos, los contenedores de proteínas que alimentarán a los regatistas, equipos de televisión, equipos de GPS, sudaderas y chubasqueros, botas calentitas y caras radiantes, ilusionadas y sin preocupación.
Esa estampa de la mezcla de la regata y de la llegada de la patera me parece una instantánea que define en gran manera el mundo y el tiempo que vivimos. Estamos cerca de más de mil millones de personas que viven en África y que ven que su única oportunidad de supervivencia y superación es iniciar ese viaje a nuestro mundo, como sea, con las mafias y engaños, con la anuencia o complicidad de gobiernos de uno y otro lado, con paternalismos, populismos y propagandas varias que van socavando de una u otra manera nuestra razón humana. Y todo eso mostrándose en una preciosa tarde de domingo en esta bahía, tantas veces alabada por ser unión de dos mundos, cuna del Descubrimiento ? Y ahora qué decimos?
Tuve la tentación de no hablar de esto, de dejarlo pasar, de que fuera una noticia más y yo hablara de mis penas y alegrías, o pintara de nostalgia y romanticismo cualquier circunstancia de mi memoria.
Anoche no podía dormir, hombres de ébano, grandes y fuertes, mujeres de mirada profunda y labios rajados por el sol me querían cantar una nana al arrullo de las olas oscuras del mar otoñal en la playa de La Villa.
Ojalá sirva este texto como impulso a la verdad y a la razón humana que olvidamos con tanta frecuencia en estos tiempos.
! Salud y fuerza! Remeros que vienen y que van.
Benjamin Trujillo