“Soy optimista, las cosas mejorarán y nuestra obra, el arte, recobrará su valor porqué tiene que ver con las pasiones…”
La primera visión de Alfonso me sugirió a un joven tímido y callado con mirada perdida y con cierta displicencia. Vi sus obras, ya hace unos pocos años y mi primera impresión cambió, no de cómo era él pero sí de la energía, vitalidad y genialidad de sus barcos y monstruos marinos, con esa gama de azules profundos y oscuros, que mezclaban, las tormentas de los mares del norte con el color de la Polinesia. Fue una sorpresa su descubrimiento y algunos con los que lo comenté me decían:
¡¡ Este tío es un genio!! Ya verás…
Pasó el tiempo, no mucho y conocí más a Alfonso, no demasiado más, no se crean, pero conocí más cuadros, su trayectoria y sus ritmos. Es rápido cuando pinta, un rayo de pasión e inspiración. Juega, goza, casi sufre, sigue el camino que a veces las obras van recorriendo, guiando la mano.
Cuando esto sucede, el artista se deja llevar por ese juego, pasión de amor y muerte. En palabras de Alfonso y a propósito de uno de sus cuadros “ El embrujo “ “…ese momento en mitad del desarrollo de la actividad artística en el que surge la inspiración y se produce la magia”
Es arquitecto y trabajó con líneas, sombreados, perspectivas, plazos y clientes y no lo desprecia ni se arrepiente, todo lo contrario pero empezó a gustarle pintar la realidad, con el hiperrealismo y con lo figurativo y viaja hacia lo abstracto y el expresionismo y mantiene que disfruta con experimentar, con el color, con hacer una cosa hoy y otra totalmente distinta, mañana.
Muchos le aconsejan que mantenga un estilo, que no cambie tanto, que la perseverancia en un camino, es lo que define a un artista grande. Él no está del todo de acuerdo en eso y recuerda, cómo un profesor en la Escuela de Arquitectura hablaba, de que colorear los proyectos era una cosa infantil. Es verdad, tiene mucho que ver con el juego, con la experimentación, con el atrevimiento y quizás con la osadía. Él busca en esas distintas vías, sin miedo, sin prejuicios y cuando acelera su pulso y pinta como un torbellino, lo que sea, lo que va saliendo de su alma viva, aparece el genio que va a ser, o a lo mejor, que ya es.
Pinta camisetas y regaló una a Fernando Simón, se la envió al ministerio de sanidad y no tenía mucha confianza en que la recibiría, o en que ni siquiera la viera. A los pocos días, un domingo, temprano, en un chat de amigos, una foto y un mensaje. ¡¡ Alfonso ¡! ¿ Esto no es tuyo ?. Allí estaba Fernando Simón, enseñando la camiseta del PUTO VIRUS, en un periódico de tirada nacional, mostraba alguno de los regalos que había recibido y eligió la camiseta pintada por Alfonso…las casualidades de los genios, pensamos muchos.
Dice estar entusiasmado con El Viaje Interior y con lo heterogéneo de su composición y que es una de las opciones de los que trabajan con el arte, en momentos difíciles, unirse, trabajar y resistir.
Hablar de su hijo le dulcifica el rostro y su voz se vuelve más grave, más cálida y con madura sensualidad.
Pinta gatos, mujeres, hombres saltando, plataneras, soles, mares y noches, qué se yo… Y todo, con un velo que te lleva al misterio y a la poesía.
Vive en Valle Gran Rey y valora el aislamiento del lugar, en relación a la pandemia y alaba su belleza, poder ver el mar, los gritos del silencio del valle y va cargando de energía su alma, con esa calma, para descargarla como un torrente de colores y de historias en lienzos y telas, en un cartón, en una pared. Realmente, en el fuego, donde se aviva la magia y surge el genio.
( Alfonso Andériz es componente del grupo de artistas del VIAJE INTERIOR IV )
Benjamín Trujillo.
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